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Despedida de un paisaje 

Wislawa Szymborska

Traducción de Gerardo Beltrán

No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.

​

Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.

​

No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.

​

Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.

​

No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.

​

Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.

​

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

​

Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.

​

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.

​

No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.

​

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

​

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.

​

​

​

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